martes, 29 de abril de 2008

Dos de tres?

Según dice Carrie en Sexo en Nueva York (no recuerdo en qué temporada), todo el mundo en la City está buscando: bien piso, trabajo o pareja.
En el mismo episodio, al igual que me pasa a mí ahora, ella acaba de comprarse un piso, en el trabajo le va bien; pero le falta la tercera cosa: la pareja.
Y es que resulta ser una de la cosas primordiales, como ya he dicho otras veces, para estar insertado en una sociedad que basa tu valía en el dinero que ganas, las cosas materiales que posees (incluido casa, por supuesto) y el que estés saliendo o no con alguien (me encanta la cara de la gente cuando les respondes que no tienes pareja, como si les hubieras dicho que te han diagnosticado un cáncer terminal y te quedaran semanas de vida... en la peor de las agonías).

Hasta ahora he estado lejos de todo esto; hasta ahora que he caído en el circulo hipotecario. Esto me hace agobiarme porque necesito más sueldo para mantenerme. Mi equilibrio se ha tambaleado hasta el punto de pagar la hipoteca casi a medias con mis padres, y tener unas ganas locas de ganar más dinero, por necesidad.
Pero ya tengo mis 60 metros cuadrados donde descansar del resto del mundo (si el vecino de arriba me lo permite, que no deja de hacer ruido de vez en cuando). Eso sí, he notado que en mi casa los ruidos son humanos: se oyen voces, risas y pasos. Nada de motores ni pitidos.

Y entonces se puede decir, volviendo al inicio de esta entrada, que me queda un tercio para llenar el vaso, para no tener nada más que buscar, sino "acomodarme" en la felicidad (burguesa).
Bien, a pesar de estas últimas líneas, realmente tengo ganas de mariposas en el estómago, de escuchar el tono de un mensaje ilusionado por si será de quien quiero que sea, de cariño, caricias, mimos y de sexo; de compartir cosas no solamente con mis amigos (por maravillosos que ellos sean)y de buscarme en otros ojos.
Por todo eso, mi canción de la tercera parte, que echo de menos, es la siguiente:




Y pongo la letra:

I miss you
But I haven't met you yet
You are gorgeous
But it hasn't happened yet
You are gorgeous
But I haven't met you yet
I remember
But it hasn't happened yet
So special
But it hasn't happened yet
And if you believe in dreams
Or what is more important
That a dream can come true
I will meet you
I was peaking
But it hasn't happened yet
I haven't been giving
My best souvenir
I miss you
But I haven't met you yet
I know your habits
But wouldn't regonize you yet
And if you believe in dreams
Or what is more important
That a dream can come true
I, I, I, I miss you

I Miss you
I get so impatient
I can't stand the wait
When will I get my cuddle
Who are you?
I know by now that you'll arrive
By the time I stop waiting
Aaaaahhhhhhh Miss you
I miss you
So I miss you
I miss you
....
I miss you, miss you, miss you
...
I miss you....miss you

lunes, 28 de abril de 2008

Mi propia burbuja inmobiliaria

Por fin parece que todo vuelve a su cauce. Mi rutina diaria, la que he elegido tener (salvo que la primitiva me la cambie, claro está), poco a poco va tomando forma de nuevo en mi vida. Atrás quedan las tramitaciones con la inmobiliaria, las charlas con el banco, la elección de fecha para el notario, las mudanzas, la limpieza del piso y la pintura. Ya sólo queda la elección de pequeños detalles, que se pueden insertar en la rutina y no me inhabilitan para realizar mi vida con normalidad.
Y puedo volver a escribir.
Para quien no haya pasado por todo esto, puede pensar que todo es fácil y cómodo, pero no es así. Hay que, tras elegir piso, acordar, acordar y acordar. El precio final, los muebles que se quedan, la fecha de firma y la fecha de entrega de llaves. Y lo más sencillo se vuelve muy complicado a veces. Por otro lado tienes que buscar hipoteca, o, mejor dicho, que ella te busque a ti; porque estamos en una etapa de incertidumbre económica y las hipotecas no se conceden con la misma facilidad de antes.
Y una vez que ya has firmado y tienes las llaves, te sientes como gollum con su ansiado anillo en las manos. Te vas a la que ya es tu casa, y te pones a limpiar, meter cosas, pintar, limpiar de nuevo, hacer más mudanza...









Pero la mayor parte de esto ya está solucionado, ante mí se abre ahora una nueva perspectiva: vivir solo y afrontar una hipoteca, que me va a mantener ligado, junto con la propia convivencia, a mi nuevo hogar.