martes, 28 de agosto de 2007

Una parte de mí

Me mantendré
firme en mis convicciones
Reforzaré mis posiciones


La semana pasada la he pasado en casita, agobiado con el calor y con un gimnasio en huelga. Me he dedicado a estudiar inglés, que el tiempo libre hay que emplearlo, en mi caso, en ver películas en versión original y cantar canciones (que se van traduciendo, por supuesto).
Pero no voy hablar de lo que he hecho, sino de porqué lo he hecho. Quiero dejar constancia, como dice el título, de una parte de mí; que obviamente habrán visto ya quien me conoce pero que para mí era, creía, común al resto de los humanos y que en realidad tenemos muy pocos. Y es que soy un empollón.
Yo siempre (me) he reconocido que de pequeño, en el colegio e incluso en el instituto, era un empollón. Sacaba buenas notas, no sé hasta qué punto por mi inteligencia y hasta cuál por mis esfuerzos. Pero era un empollón y lo sabía.
Cuando entré en la carrera, aunque he repetido pocas asignaturas, empecé mi etapa fiestera realmente, por lo que pude redimirme de mis años adolescentes.
Desde entonces he pasado por etapas de mucha fiesta y, desde hace un tiempo, una etapa en la que salgo dos o tres días a la semana.

Y entre la semana pasada y la anterior, mientras hablaba de mis planes de futuro, dos personas a las que he conocido hace poco tiempo me han mirado un poco extrañadas, mientras me afirmaban "te gusta estudiar, ¿no?". Y lo he visto claro, ya sé que me gusta estudiar, eso no lo voy a negar. También reconozco, y eso me ha costado más darme cuenta, que una parte de mí sigue siendo empollona.

Me gusta conocer cosas nuevas que pueden aportarme los libros, la televisión o, ya en esta nueva era, internet. Como diría Boris, hago lo más perra de todo, que es aprender.
Y me gusta que una parte de mí sea así, aunque a veces saque la parte empollona cuando debería tener la divertida o sea la empollona la única que está a la vista.

Acabo de mirar la definición en www.rae.es de empollón/a:
1. adj. despect. Dicho de un estudiante: Que prepara mucho sus lecciones, y se distingue más por la aplicación que por el talento. U. m. c. s.



Precisamente el lunes leí un poema de Neruda que habla de las partes de una persona, lo pongo a continuación y con esto termino.

MUCHOS SOMOS
De tantos hombres que soy, que somos,
no puedo encontrar a ninguno:
se me pierden bajo la ropa,
se fueron a otra ciudad.

Cuando todo está preparado
para mostrarme inteligente
el tonto que llevo escondido
se toma la palabra en mi boca.

Otras veces me duermo en medio
de la sociedad distinguida
y cuando busco en mí al valiente,
un cobarde que no conozco
corre a tomar con mi esqueleto
mil deliciosas precauciones.

Cuando arde una casa estimada
en vez del bombero que llamo
se precipita el incendiario
y ése soy yo. No tengo arreglo.
Qué debo hacer para escogerme?
Cómo puedo rehabilitarme?

Todos los libros que leo
celebran héroes refulgentes
siempre seguros de sí mismos:
me muero de envidia por ellos,
en los filmes de vientos y balas
me quedo envidiando al jinete,
me quedo admirando al caballo.

Pero cuando pido al intrépido
me sale el viejo perezoso,
y así yo no sé quién soy,
no sé cuántos soy o seremos.
Me gustaría tocar un timbre
y sacar el mí verdadero
porque si yo me necesito
no debo desaparecerme.

Mientras escribo estoy ausente
y cuando vuelvo ya he partido:
voy a ver si a las otras gentes
les pasa lo que a mí me pasa,
si son tantos como soy yo,
si se parecen a sí mismos
y cuando lo haya averiguado
voy a aprender tan bien las cosas
que para explicar mis problemas
les hablaré de geografía.


Pablo Neruda

domingo, 19 de agosto de 2007

Cabezas

Hoy recuerdo la noche de ayer. Es domingo, tengo resaca y anoche, que temí fuera una noche no muy buena, con fantasmas arrastrando cadenas, fue una noche divertida, en la que vi que estoy rodeado de gente maravillosa.

También recuerdo de anoche una mente que me atrajo hace años, con la que tuve varias conversaciones que me recordaron lo que me maravilló en su momento. Entonces he recordado a esas otras cabezas, cada una con sus cosas buenas y sus cosas malas (como cualquier cosa que venga de la especie humana). Y puedo recordar momentos, conversaciones, miradas, besos, caricias; todos maravillosos, que me hicieron sentir más vivo de lo que nunca he estado.
Y siento una melancolía dulce, que me embriaga.

Quizás tengan que investigar en el campo de la neurocirugía la posibilidad de crear un cerebro con trocitos de personas, como un moderno Frankenstein a base de conecciones neuronales. O quizás, como en esas papeletas de "Rasca y gana", tenga que seguir jugando, hasta encontrar una buena recopilación de todas esas cabezas.

sábado, 18 de agosto de 2007

Principio de conservación

Según la Termodinámica, la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Pues si pensamos en la energía que solemos emplear por la ilusión, entonces tendremos que buscar otra cosa en la que ilusionarnos, pues destruirla va a ser un poco difícil (también Freud, si lo malinterpretamos, dijo algo parecido en eso de que el arte era una expresión de la sexualidad reprimida, como una forma de emplear una energía en otra cosa vaya).

La verdad que ahora que lo pienso siempre que tenía ilusión por alguien,cuando ha desaparecido, la he acabado volcando en mí mismo. Mediante pequeños detalles hacia mi persona, disfrutando de una película o de un libro, olgazaneando más,...

Aunque esta vez creo haber utilizado una ilusión ficticia. Era como si supiera que la ilusión en mí es mucho más importante, pues la otra persona acaba por no verla o acaba por no agradecerla. Ahora creo que estoy empezando a rodar por el terreno (típico) de la autocompasión: no soy capaz de amar, ni ilusionarme (aquí me reafirmo en la realidad indudable de mi condición de matemático), nadie me va a querer nunca, me estoy volviendo un ser solitario,...
(llegados a este punto agradecería que se escribieran en los comentarios frases de esta ralea).

Creo que estoy llegando al punto de la ironía, pues ni se acaba el fin del mundo por el final de una ¿relación? (en la tercera acepción de la rae, que no en la cuarta -mirar al final del blog para verlas) ni voy a dejar de quererme una pizca menos de lo que me quiero (creo que habrá personas malignas que podrían pensar que ya me quiero demasiado).

Pues nada, a transformar ilusiones, ¿no?

Termino con una declaración de principios que canta Shirley Bassey:

This is my life
And I don't give a damn for lost emotions
I've such a lot of love I've got to give
Let me live
Let me live




Relación. (copiado www.rae.es)

(Del lat. relatĭo, -ōnis).


1. f. Exposición que se hace de un hecho.

2. f. Conexión, correspondencia de algo con otra cosa.

3. f. Conexión, correspondencia, trato, comunicación de alguien con otra persona. U. m. en pl. Relaciones de parentesco, de amistad, amorosas, comerciales

4. f. Trato de carácter amoroso. U. m. en pl. Tienen relaciones desde hace tiempo

5. f. Lista de nombres o elementos de cualquier clase.

6. f. Informe que generalmente se hace por escrito, y se presenta ante una autoridad.

7. f. En el poema dramático, trozo largo que dice un personaje, ya para contar o narrar algo, ya con cualquier otro fin.

8. f. Gram. Conexión o enlace entre dos términos de una misma oración; p. ej., en la frase amor de madre hay una relación gramatical cuyos dos términos son las voces amor y madre.

9. f. Mat. Resultado de comparar dos cantidades expresadas en números.

10. f. Arg. y Ur. En diversos bailes tradicionales, copla que se dicen los integrantes de las parejas.

11. f. pl. Conocidos o amigos influyentes. Sin relaciones no se puede triunfar en esa profesión

lunes, 13 de agosto de 2007

Un lunes cualquiera

Todavía no entiendo porqué se considera al lunes un día más de la semana, me gustaría que alguien me lo explicara. Primero podemos partir de la base que es el primero laborable de la semana para la mayoría de los mortales, que no es poco. En segundo lugar está que seguramente tienes el horario ya cambiado por el fin de semana, si a eso no se junta que has dormido menos horas de las normales, que es lo que suele pasarme a mí. Y ya, para colmo, si tienes algo rondándote la cabeza, se te acaba juntando to', como diría mi madre.
La verdad que eso es lo que menos me gusta de los lunes, que son el día menos racional de la semana, estás más sensible, más deprimío, más gilipollas, vaya. Si tienes algo rayante en la cabeza, es el mejor día para arrancártela y pasar a otra cosa.
Y es que las cosas que te son racionales un lunes por la mañana las irracionalizas, haces una bola de nieve con ellas y las tiras montaña abajo.
Ahora no sé si seguir escribiendo, hablar todo esto con quien tuviera que hablarlo o quedarme con la canción del día:

Today is the last day that i'm using words
They've gone out, lost their meaning
Don't function anymore

Let's, let's, let's get unconscious honey
Let's get unconscious honey

Today is the last day that i'm using words
They've gone out, lost their meaning
Don't function anymore

Traveling, leaving logic and reason
Traveling, to the arms of unconsciousness

Let's get unconscious honey
Let's get unconscious

Words are useless, especically sentences
They don't stand for anything
How could they explain how i feel

Traveling, traveling, i'm traveling
Traveling, traveling, leaving logic and reason
Traveling, traveling, i'm gonna relax
Traveling, traveling, in the arms of unconsciousness

And inside we're all still wet
Longing and yearning
How can i explain how i feel?

And all that you've ever learned
Try to forget
I'll never explain again

Se llama Bedtime Story, de Madonna.

Ya veré si le hago caso o no.

viernes, 10 de agosto de 2007

Esas tardes

Hay tardes que tienen su propio tiempo. El cansancio de una siesta acostado, pero sin haber dormido y sin tener nada importante esperando a ser hecho.
Entonces te levantas sin saber muy bien por qué lo haces, tan sólo sabes que tienes que hacer algo, aunque ese cansancio que no ha podido ser subsanado sigue ahí, sin dejarte incluso pensar con claridad, que se ha ido incrementando a lo largo de la tarde tras haber leído el libro de turno o haber visto una película.

En esas tardes sabes que no vas a hacer nada productivo, quizás tengas cosas en la mente que deberías hacer, que te están esperando; pero piensas que las harás otro día. Hoy la tarde es para ti, para volver a tirarte en la cama, para ver otra peli o para volver al libro que has dejado por unos minutos para mirar algo en el ordenador, mandar un sms, llamar a alguien,... Todo lo demás puede esperar y va a hacerlo, porque nadie te va mover de no hacer nada. Acabará llegando la hora de la cena y echarás de menos que la tarde dure mucho más. Pero ya no han ido enseñando que no se puede tener todo.

Esas tardes pueden ser las mejores tardes. Te hacen apreciar las que fueron de obligado cumplimiento y las que fueron compartidas. Son tus tardes. Ese pequeño reino que aún nos pertenece y al que no debemos renunciar. Es nuestro pequeño regalo cotidiano, del que podemos incluso alimentarnos y que debemos disfrutar de vez en cuando.

La que estoy pasando hoy, por ejemplo, pensé que iba a empezar con una larguísima siesta. Hoy es día de cobro y la mañana ha sido demasiado larga y estresante. Me he acostado a ver "Buenos días tristeza", creyendo que iba a caer dormido a los pocos minutos. La he visto entera, viendo, además, que se me pasaba la hora de ir al gimnasio. Hoy no voy al gimnasio, me he dicho. Esta tarde es para mí. Tras ver la película he intentado buscar la canción que la da nombre, al menos la letra no aparece por ningún lado. Tenía dos versiones en español, de la Pantoja y de Perales, pero creo que no tienen nada que ver por lo que he podido sacar de la letra. Al final me he puesto a escribir esto, con Chavela de fondo, no por las letras; sino por el ritmo, perfecto lo tengo, que quiero disfrutarlo.
Tengo además esta tarde la sensación de espera dulce de lo que está ahora por venir, como esta tarde soleada que ha aparecido tras una mañana tan nublada.

Siempre tengo la sensación en esas tardes que las disfruto realmente más cuando en ellas aplazo algo o cuando, al menos, sé que es una tregua puntual. Si ahora pienso, tras mis últimos años, en pasar una tarde es ésas, sabiendo que la de mañana, la de pasado y la de más allá van a ser igual, lo primero que me vendría a la mente sería que esas tardes son las de otro, pues ésa será de esta forma, pero las siguientes tengo en qué ocuparlas.

Terminaré estas líneas reconociendo que la frase de Sabina "Quién pudiera reír como llora Chavela" es una de las mejores que tiene.