jueves, 20 de diciembre de 2007

For every sin, I'll have to pay

For every sin, I´ll have to pay
I´ve come to work, I´ve come to play
I think I´ll find another way
It´s not my time to go
(Die another day, Madonna)

Pues ya está hecho, he encontrado un piso en una semana que me ha parecido bien de precio y he dado el salto. La dirección... el título se explica en la dirección.
Ahora busco hipoteca, que es algo que no entiendo. Con el mismo diferencial, ¿cómo puede haber tanta diferencia de cuota?
Bueno, seguiré contando.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Close the door, please

Que se puede traducir como voy a pegarte con la puerta en las narices, gili------. Y es que a veces tienes una rendija abierta para que se ventile la casa (nada que ver con tener la ventana abierta del blog anterior), que hay que airear de vez en cuando las sábanas, piensas que esa rendijita que te abrieron, ya que tú no la buscaste, puede refrescarte y resulta que todo es imaginación tuya, que lo que ha estado pasando ha sido un intento fustrado en un momento de confusión mental, quizás propia de la "edad".
Ahora me encuentro con la nariz un poquito dolorida y con la mala leche propia de los deseos reprimidos. Y pensé que el sábado sería la hora de resarcirme.
Pero no voy a ir en contra de mi naturaleza por un simple portazo, así que el sábado me dediqué a hacer lo que me apetece: bailar y reírme de la vida con mis amigos.

viernes, 7 de diciembre de 2007

El chiste...

Niño, abre la ventana que entre el Fresco.
Y el Fresco se llevó el televisor, el vídeo, el microondas...

... y la moraleja

Cuando tienes una ventana o una puerta abierta, entra el fresco. Puede que eso quizás no haga que te acaben robando nada, aunque muchas veces te encuentras que ha desaparecido una parte de ti. Ves que por tu propia culpa se han llevado trocitos de tu persona que no vas a recuperar y acabas notando que tienes corrientes internas que te van desestabilizando de una forma sutil.
Te das cuenta que el tiempo ha sido perdido, sin posibilidad de volver a recuperarlo. Has estado con el cuerpo cortado, con tiritera. Tu estima se resiente al descubrir que has actuado de forma inconsciente.

E intentas de alguna forma recuperarte, volver a ser tú de nuevo, tomando nota de lo ocurrido para que no vuelva a ocurrirte. Así que te pones manos a la obra, te esfuerzas por cerrar la ventana y dejar que la calefacción vuelva a reconfortarte.

Hacer dinero (es tu tarea)


La canción de Amparanoia tiene razón. A partir de cierta edad es lo que tenemos que hacer. Nos planteamos buscar un trabajo, no sólo para sentirnos realizados como personas, sino porque necesitamos unos ingresos para poder tener una casa, comer, salir, comprar ropa, libros, etc.
Ya desde pequeños nos preguntan qué vamos a hacer, no sólo porque eso ya nos identifique como personas, sino porque debemos trabajar para ganar dinero.


Se dice que no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita. Por eso se puede decir que hasta ahora el dinero no me ha quitado la felicidad, porque con mis ingresos tenía cubierto no sólo mis necesidades, sino los pequeños caprichos que me pudieran ir surgiendo.
Pero ahora eso ha cambiado.
Tengo que cambiar de piso para el verano. Hasta ahora he compartido piso y siempre he tenido la suerte de hacerlo con algún amigo. Ahora, a punto de cumplir los treinta, me encuentro en la tesitura de tener que elegir entre buscar piso acompañado con un extraño o buscar algo por mi cuenta. Si acepto lo primero, me encontraría con la posibilidad de estar incómodo en mi casa. Por lo que he decidido lo segundo. Y entro en el juego peligroso de necesitar más dinero.
Apoyado (o instado) por mis padres, empiezo la vorágine de buscar piso para comprar. Y las cosas entonces se hacen cuesta arriba. Tengo el apoyo económico de ellos para lo que vaya necesitando. Tendré, por supuesto, que recortar gastos y buscar, seguramente, otra fuente de ingresos como un alquiler o, incluso, un segundo trabajo.

Entrar en esa dinámica supone un cambio que me produce pavor a ratos, pánico en otros momentos e indiferencia cuando pienso que dios aprieta, pero no ahoga.
Hago cuentas y más cuentas, me siento como el señor Scrooge de "Cuento de Navidad", intentando contar los futuros ingresos, a repartir entre la futura hipoteca, la comida y el resto de mi vida. Pienso en mis clases de inglés, en la posibilidad de poder seguir pagando un gimnasio, en estudiar la promoción interna o cualquier oposición que me hiciera ganar más dinero; para todo ello intentar compaginarlo con la opción de volver a trabajar en una academia o dando clases por mi cuenta.
A veces hasta bromeo con la idea de buscar pareja, no ya por todas las cosas bellas que tiene el amor, sino por tener alguien que me ayude con la hipoteca.

También están los consejos de la gente, que muchos a mi alrededor ven lo más normal comprar un piso y tener que sacar dinero como sea. Así son las cosas, un mileurista es lo más normal del mundo en nuestros días, y una hipoteca que sea más de la mitad de la nómina a pagar en 35 años, ahora no sólo no sorprende, sino incluso pensar que algo no anda bien es un pensamiento estúpido.
Hay quien me aconseja comprar piso para alquilar habitación o trabajar por las tardes, para estar durante varios años teniendo un piso que sólo pueda disfrutar para dormir.
Todo se vuelve confuso cuando pienso en las posibilidades que tengo en un futuro no tan lejano. Si acabo entrando en el mundo del adulto plenamente integrado, con hipoteca, quiero decir; espero que las cosas vayan hacia algún lado.

Foto sacada de:
http://www.masternewmedia.org/es/2007/02/11/monetizar_el_contenido_online_como.htm

lunes, 3 de diciembre de 2007

You have to understand the way I am

el amor es una aventura
por eso es mejor bailar



El sábado ordené mi habitación. Ya iba siendo hora, tras casi un mes en el que solamente he hecho pequeñas organizaciones, pero sin llegar a dejarlo totalmente ordenado. Además, he cambiado las bandejas para cartas (ese es el nombre que tienen en el idea) y he puesto la miniatura en madera de edificios londinenses que me han regalado por mi cumpleaños.
También he limpiado el resto de la casa, todo sea por estar durante esta semana en un ambiente que trasmita armonía y equilibrio.
Y es que el viernes empecé a leer algo sobre Feng Shui, pues hace años leí un libro que no pude terminar. De ese libro recordaba que es el dormitorio el lugar de la casa donde se reflejan las relaciones personales. Así, en vista del pequeño caos en el que tenía metido mi habitación, lo mismo está repercutiendo a la hora de conocer “posibles parejas”. Y, sobre todo, ya va siendo hora de volver a poner orden en la habitación.
http://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_del_orden
Una vez hecho el orden, aunque las vibraciones no me hicieran ligar, en el caso de ocurrir la otra persona no correría asustada, que ya es algo.
Así que el sábado noche salí a la calle con un nuevo halo, como si acabara de aparecérseme la Virgen María o convertirme en Super-guerrero. Y es que quiero empezar a salir con el chip cambiado, bailar mientras pongo mirada seductora. El Feng Shui puede ayudarme, una vez que tenga la actitud y no me avergüence de mi habitación, el resto es cuestión de tiempo.





Con estos ánimos, empecé haciendo botellón controlando a mi alrededor, tipo suricato, cualquier movimiento, en busca de una posible presa. La conclusión es que la gente de mi edad no suele hacerlo, lo que me puede hacer sentir un poquito fuera de lugar, rodeado de chavales de, como mucho, primeros de carrera, mientras yo me preocupo de si me desgravan el suficiente irpf para que el próximo año no me cruja hacienda.
Bueno, aunque ya tenga menos pelo, por lo demás soy una versión mejorada del Antonio que empezó la carrera hace ya unos añitos, por lo que tampoco tengo que preocuparme salvo que al niñato de al lado se le ocurra tirar una botella para parecer el más guay de la clase y yo acabe con 10 puntos en el hospital.
Tras el botellón, con unos cuantos grados más de alcohol en sangre, toca discoteca, donde ya puedo “relacionarme” con gente de mi edad. Menos mal, pues ya estaba empezando a sentirme en un vídeo de Rebelde Way. Ya en la discoteca empieza mi mayor problema para ligar: la música.
Si la música es buena, me pongo a bailar y llega un momento en el que me abstraigo, con lo que no hay nada que hacer, el suricato deja de mirar a su alrededor y empieza a moverse. Pero si la música es mala, la cosa es aún peor, pues pongo cara de perro, primero mirando al pone-discos de turno, para dejarla como look personal.
Este sábado la música era bastante buena para mi gusto (o mi nivel de alcohol demasiado alto), por lo que no paré de bailar en toda la noche y mi capacidad de observación se fue mermando a medida que pasaban las horas (y bebía más). Mis intentos de concentrarme a mi alrededor no dieron el resultado que yo esperaba, pues no conseguí mantener la vista fija en nadie que no fuera el grupo con el había entrado en la discoteca.
De todos modos, si los consejos del Feng Shui son ciertos, el segundo paso que tengo que cumplir será desechar los delirios de grandeza propios del funcionario recién nombrado.

Respecto al Feng Shui hay miles de entradas, yo he leido de estas dos:

http://www.estiloyhogar.com/soluciones/fengshui/index.cfm?pagina=soluciones_fengshui_006_006

http://www.innatia.com/s/c-feng-shui-gratis/a-conquistar-amor.html
y la foto del suricato está sacada de wikipedia:
http://es.wikipedia.org/wiki/Suricata_suricatta