viernes, 10 de agosto de 2007

Esas tardes

Hay tardes que tienen su propio tiempo. El cansancio de una siesta acostado, pero sin haber dormido y sin tener nada importante esperando a ser hecho.
Entonces te levantas sin saber muy bien por qué lo haces, tan sólo sabes que tienes que hacer algo, aunque ese cansancio que no ha podido ser subsanado sigue ahí, sin dejarte incluso pensar con claridad, que se ha ido incrementando a lo largo de la tarde tras haber leído el libro de turno o haber visto una película.

En esas tardes sabes que no vas a hacer nada productivo, quizás tengas cosas en la mente que deberías hacer, que te están esperando; pero piensas que las harás otro día. Hoy la tarde es para ti, para volver a tirarte en la cama, para ver otra peli o para volver al libro que has dejado por unos minutos para mirar algo en el ordenador, mandar un sms, llamar a alguien,... Todo lo demás puede esperar y va a hacerlo, porque nadie te va mover de no hacer nada. Acabará llegando la hora de la cena y echarás de menos que la tarde dure mucho más. Pero ya no han ido enseñando que no se puede tener todo.

Esas tardes pueden ser las mejores tardes. Te hacen apreciar las que fueron de obligado cumplimiento y las que fueron compartidas. Son tus tardes. Ese pequeño reino que aún nos pertenece y al que no debemos renunciar. Es nuestro pequeño regalo cotidiano, del que podemos incluso alimentarnos y que debemos disfrutar de vez en cuando.

La que estoy pasando hoy, por ejemplo, pensé que iba a empezar con una larguísima siesta. Hoy es día de cobro y la mañana ha sido demasiado larga y estresante. Me he acostado a ver "Buenos días tristeza", creyendo que iba a caer dormido a los pocos minutos. La he visto entera, viendo, además, que se me pasaba la hora de ir al gimnasio. Hoy no voy al gimnasio, me he dicho. Esta tarde es para mí. Tras ver la película he intentado buscar la canción que la da nombre, al menos la letra no aparece por ningún lado. Tenía dos versiones en español, de la Pantoja y de Perales, pero creo que no tienen nada que ver por lo que he podido sacar de la letra. Al final me he puesto a escribir esto, con Chavela de fondo, no por las letras; sino por el ritmo, perfecto lo tengo, que quiero disfrutarlo.
Tengo además esta tarde la sensación de espera dulce de lo que está ahora por venir, como esta tarde soleada que ha aparecido tras una mañana tan nublada.

Siempre tengo la sensación en esas tardes que las disfruto realmente más cuando en ellas aplazo algo o cuando, al menos, sé que es una tregua puntual. Si ahora pienso, tras mis últimos años, en pasar una tarde es ésas, sabiendo que la de mañana, la de pasado y la de más allá van a ser igual, lo primero que me vendría a la mente sería que esas tardes son las de otro, pues ésa será de esta forma, pero las siguientes tengo en qué ocuparlas.

Terminaré estas líneas reconociendo que la frase de Sabina "Quién pudiera reír como llora Chavela" es una de las mejores que tiene.

3 comentarios:

Isabel Sira dijo...

Me gustan tus tardes...

anthonytowers dijo...

Imaginaba que el comentario sería tuyo... Jajaja.

Isabel Sira dijo...

Vaya, tendré que dejar de comentar...