lunes, 28 de abril de 2008

Mi propia burbuja inmobiliaria

Por fin parece que todo vuelve a su cauce. Mi rutina diaria, la que he elegido tener (salvo que la primitiva me la cambie, claro está), poco a poco va tomando forma de nuevo en mi vida. Atrás quedan las tramitaciones con la inmobiliaria, las charlas con el banco, la elección de fecha para el notario, las mudanzas, la limpieza del piso y la pintura. Ya sólo queda la elección de pequeños detalles, que se pueden insertar en la rutina y no me inhabilitan para realizar mi vida con normalidad.
Y puedo volver a escribir.
Para quien no haya pasado por todo esto, puede pensar que todo es fácil y cómodo, pero no es así. Hay que, tras elegir piso, acordar, acordar y acordar. El precio final, los muebles que se quedan, la fecha de firma y la fecha de entrega de llaves. Y lo más sencillo se vuelve muy complicado a veces. Por otro lado tienes que buscar hipoteca, o, mejor dicho, que ella te busque a ti; porque estamos en una etapa de incertidumbre económica y las hipotecas no se conceden con la misma facilidad de antes.
Y una vez que ya has firmado y tienes las llaves, te sientes como gollum con su ansiado anillo en las manos. Te vas a la que ya es tu casa, y te pones a limpiar, meter cosas, pintar, limpiar de nuevo, hacer más mudanza...









Pero la mayor parte de esto ya está solucionado, ante mí se abre ahora una nueva perspectiva: vivir solo y afrontar una hipoteca, que me va a mantener ligado, junto con la propia convivencia, a mi nuevo hogar.

2 comentarios:

Isabel Sira dijo...

¡Y qué bonita que es tu casa!Y ¡qué preciosa que ha quedado con los colores que has elegido, los muebles, los pequeños adornos!!!!
Y ¡qué genial que me siento en ella como en mi casa!!!
Besos mil

anthonytowers dijo...

Muchas gracias por decir que te sientes como en casa, espero que pases más tiempo en la mía.
Respecto a la preciosidad de mi casa, en breve pondré fotos, que si la Preysler publica, no voy a ser yo menos.