martes, 20 de mayo de 2008

Historias de amores imposibles

Advertencia: se recomienda no leer en caso de no haber visto alguna de las dos películas mencionadas.

El domingo me dediqué, como otras muchas tardes de este día, a tener una sesión doble de cine. Pero esta vez, casualidades de la vida, las dos películas que estuve viendo iban de amores imposibles (queda tan melodramática la expresión, aunque sea tan cierta).

La primera era "Vacaciones en Roma", película que, espero que Arwen me perdone, no había visto todavía. Pensando que se trataría de una película más divertida, me encontré con una comedia romántica con princesa y plebeyo (periodista, para ser exacto).



La segunda fue "Mi Idaho Privado", donde el difunto River Phoenix, chapero, homosexual y con problemas de narcolepsia; se enamora de un jovencísimo Keanu Reeves, compañero de profesión, heterosexual y pijo rebelde.



Si la primera la vi por tener mono de cine clásico, la segunda por poder verla en versión original y tener cerca los exámenes de inglés. Y en ambas, bien por las circunstancias, bien por la orientación, tenemos la imposibilidad de un "happy end made in Hollywood".


Foto de Audrey: de http://enbusca.blogspot.com/

Foto de Mi Idaho privado: de

http://www.estoescine.com/films2951.htm

lunes, 12 de mayo de 2008

Cierro los ojos y te veo venir lleno de color

Si hay algo de lo que me ha terminado de confirmar lo que ha rodeado a la compra de mi casa ha sido que estoy rodeado de buena gente. No hablo solamente de mi familia, pues sin ellos no estaría viviendo en esa casa ahora mismo; sino también de mis amigos, los que han demostrado serlo de verdad.



Un amigo no está para sacarte las castañas del fuego, aunque en ocasiones llegue a hacerlo; sino más bien para saber que está ahí, para darte su apoyo, escucharte y aconsejarte. A veces ni siquiera puedes hablar con ellos pues la vida los ha mandado lejos, pero sabes que están ahí, iluminándote. Su recuerdo es tan bonito que puedes cerrar los ojos y volver a sentirte tan bien como cuando estabas junto a él/ella.

Si algo me demuestran estos meses de indecisiones y mudanzas es que tengo mucha, mucha suerte; y no solamente por mi familia.

Nota: El título está sacado de "Iluminando" de Amparanoia, canción dedicada a los amigos que se van, pero no se han ido.

jueves, 8 de mayo de 2008

Vida en solitario

Ya llevo más de un mes viviendo solo (aún teniendo en cuenta la semana que mi padre y mi hermano vinieron a pintar) y la verdad es que me encuentro genial. Puedo levantarme, si quiero, desnudo y entrar al cuarto de baño sin cerrar la puerta. Cuando quiero hablar o estar con alguien, sólo tengo que llamar por teléfono; aunque todavía estoy esperando a que en mi nueva situación empiece a recibir más visitas; aunque es normal que tenga pocas, ya que últimamente mis amigos están ocupados con sus propias vidas, aunque sinceramente a mí me pasa lo mismo con la mía.
Lo que sí veo que necesito es internet y un fijo, otras dos vías de comunicación con todo lo que queda fuera de mi casa. Echo de menos tener el ordenador encendido todo el día, y poder consultar todo aquello se me pase por la cabeza. Y, aunque aún tengo películas por ver, no me hago a la idea de no tener acceso a nuevas.

Otra cosa es mi lucha interna por la limpieza y el orden. El principal problema es que no termino de ver la casa limpia, por mucho que todos los días dedique pequeños ratitos al orden. Pero lucho por no convertirme en el hombre-mopa, y dedicar mucho rato a quitar manchas y polvo de suelo y muebles.

Aparte de esto, soy feliz, si un día quiero perrear en el sofá, no tengo testigos; puedo poner música sin miedo a despertar a nadie o a molestarle si está viendo la televisión; si hay algo sucio en la casa lo he causado yo, no tengo que esperar a que esa persona piense en limpiar.

Y lo mejor de todo es que siento que en la casa sólo se hace lo que yo quiero: yo pongo y dispongo.

viernes, 2 de mayo de 2008

Cuerpos bajo el sol




Que fue lo que hizo la media España que no se fue de manifestación, viendo las retenciones de tráfico que había por todos lados. Además decidimos ir a Cuesta Maneli, playa situada entre Matalascañas y Mazagón, en pleno parque de Doñana.


Primer problema: se acerca la romería del Rocío y tenemos que pasar junto a la hermita, por lo que había rocieros que iban para sus casas en la aldea.
Segundo problema: es inicio de puente y con el buen tiempo que no hemos podido disfrutar, por ejemplo, en semana santa.
Tercer problema: a la guardia civil le da por hacer controles, al menos a las 11 de la mañana y a las 7 de la tarde, con el consiguiente atasco propiciado.

Así que nos encontramos con un trayecto de menos de 1 hora realizado, tanto a la ida como a la vuelta, en 2 horas y media. Pero entre el charloteo y la música se nos hace, la verdad, ameno.
Y llegamos a la playa, tras andar más de un kilómetro por una duna, sobre un camino de madera.
El cielo es del azul que sólo puede tener cuando está cerca del mar y sin una nube. El viento no es nada molesto, ni refresca ni trae calor. La playa se va llenando de personas. Y el agua está muy fría.


Llegamos con el hambre que da el viaje y la propia playa, y comemos casi antes de ser las dos y seguimos hablando mientras que a nuestro alrededor empiezan a llegar grupos numerosos de veinteañeros (aunque yo todavía lo sea, a éstos les saco más de media década); y lo que prometía ser una playa desierta se va convirtiendo en una zona de botellón.
Por supuesto que acabamos haciendo el habitual paseo, en el que me quito las gafas de sol graduadas, para no tener señal, con el consiguiente despite al no distinguir a nada ni nadie de mi alrededor, pero sintiéndome más cerca del sol. Y descubrimos que, llegando a la playa, hay que elegir irse para el lado izquierdo, dirección Matalascañas, donde la playa, por ser nudista, está mucho más tranquila y es mucho más limpia. Y que conste que si no fuimos a esa zona fue porque las niñas con las que iba no querían ir.

De todos modos tuvimos lo mejor: la tranquilidad, el sonido del mar, la brisa. Y todos los cuerpos bajo el sol, en reposo, calentándose.