Ésta es la última frase que pronuncia un personaje de No digas que fue un sueño, de Terenci Moix. Una frase que cierra la historia, de un modo tan drástico. He vuelto y volveré a este libro muchas veces, aunque esta vez sea tan sólo para recordar la frase.
Esta vez ha sido en el trabajo, porque me han encomendado hacer una base de datos. Ha sido a mí y a una compañera, por ser los que más idea podemos tener de informática.
Quizás tengan razón a haberlo hecho, pues, en mi caso, yo hice hace muchos años un curso de programación. En él aprendí a hacer bases de datos muchos más complicadas, no sólo en Access, sino también en Visual.
Pero me resulta imposible recordar los pasos a seguir para hacer lo que quiero hacer, pero sí recuerdo perfectamente los formularios que solíamos crear, los controles que había que habilitar e inhabilitar y todo lo necesario para que el "cliente" no pudiera "joder" la base de datos ni el programa.
Me parece bastante curioso que sepa lo que tengo que hacer, pero no cómo hacerlo. Por eso escribí un e-mail pidiendo ayuda a Isabel, una compañera de curso, la única con la que realmente mantengo contaco.
A Isabel la conocí en el curso, que tuvo lugar de octubre de 2002 a junio de 2003. Desde entonces nos hemos visto quizás una vez al año a lo sumo, a pesar de que ella vive en un pueblo muy cercano a Sevilla, viene o ha trabajado en Sevilla y el ir a su pueblo me supondría 15 minutos en el transporte público.
Cada uno tiene su propias cosas que hacer, como suele ser normal en la gente adulta, por lo que los huecos que encontramos para vernos son relativamente escasos.
De todas formas, siempre que hablamos exige su fotografía en este blog, y como lo prometido es deuda, voy a poner esta foto nuestra, de una calurosa tarde del último verano, que, al salir de un trabajo que tenía cerca de mi casa, se vino para acá a tomar salmorejo y esperar a que pasara la calor para dar una vuelta.
Volviendo a la historia de la base de datos, le mandé a Isabel un e-mail, pensando que ella podría ayudarme, pues creía que había mantenido un mayor contacto con las bases de datos. En un principio no se acordaba, pero parece que puede serme de ayuda.
Porque, volviendo ahora a lo que es el olvido, no siempre olvidamos. Y tampoco soy de esas personas que preferirían olvidar situaciones o personas que han ido pasando por su vida. Creo que en ese caso no seríamos la misma persona y, como ocurre en "Olvídate de mí (Eternal Sunshine of the Spotless Mind)", volveríamos a cometer muchos de los "errores" que ya hemos cometido. Porque nunca viene mal saber de dónde venimos e intentar no tropezar dos veces en la misma piedra.
Y, sobre todo, a veces tenemos momentos en los que recordamos los que vivimos. Algunos, cuando se comparten con una persona a la que quisimos, bien como amigo, bien con otra intensidad, se convierten en pequeñas joyas en las que nos gusta reflejarnos mientras sonreímos. Podemos entonces recordar la felicidad que teníamos, disfrutar aún más de la que vivimos y saber con total seguridad que el futuro está ahí, para seguir coleccionando más momentos.
Porque no todo es olvido.
lunes, 9 de febrero de 2009
No todo es olvido, no todo es olvido en manos del tiempo
Publicado por anthonytowers en 18:36
Temas Amigos, Cultured Area, Mi cabeza
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3 comentarios:
Es cierto, no todo es olvido. Pero hay que intentar que los recuerdos no nos aten. Es lo que más me cuesta a veces, cuando hablamos de personas que amé. ¿Cuándo se deja de querer realmente? ¿O cuando el amor no te impide seguir adelante, porque es un amor distinto?
Yo creo que realmente no se deja de querer, siempre que recordemos que quisimos, quiénes fuimos cuando queríamos.
Porque siempre queda el recuerdo del amor y el recuerdo del olvido (esto último me ha quedado muy Cernuda).
Te ha quedado muy a secas :D
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