"Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace."
Este aforismo, además de ser responsable del libro que me acabo de terminar: "El existencialismo es un humanismo", cortito y ligero de leer; está en mi mente cuando pienso en los pequeños agobios económicos por los que estoy pasando ahora.
Me explico:
He elegido ser administrativo en lugar de dedicarme a la enseñanza. El motivo es tan simple como que no me apetece dedicarme el resto de mi vida a aguantar a 20 niños que no quieren saber nada sobre matemáticas, porque no me veo con vocación de domador de fieras, ni me imagino estar varias horas al día gritando y/o hablando para mí solo. En cuanto a lo que se refiere al esfuerzo, aunque el temario de administrativo o auxiliar es muchísimo más reducido que el de la enseñanza, imagino que hubiera sido más fácil prepararse 100 temas de matemáticas que 15 de derecho. Pero, claro, la diferencia de salario de uno y de otro es totalmente abismal.
He elegido. Me he hecho a partir de esta elección y el único motivo de arrepentimiento es el dinero y la cantidad de horas de estudio que aún me quedan para llegar al grupo A (sin contar el tiempo de espera para la promoción interna, si decido esperarla).
También puede elegir encerrarme en casa y dedicarme a mis oposiciones, para llegar lo antes posible a ese nivel económico al que todos queremos acceder ('cos we are living in a material world); pero no, opto por estudiar inglés, ir al gimnasio y compatibilizar todo esto con estudiar un poquito de oposiciones; eligo ganar poco pero disfrutar de mi tiempo.
Ya podemos seguir con este aforismo, para ver todas las elecciones que hemos tenido que hacer en nuestra vida. Nos soltaron aquí para obligarnos a decidir sobre lo que vamos a hacer en cada momento. Es tanto bello como fatalista.
viernes, 5 de octubre de 2007
El hombre está condenado a ser libre
Publicado por anthonytowers en 12:11
Temas Cultured Area, Mi cabeza
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1 comentario:
Es terriblemente dura la frase, quizás terriblemente verdad. Toda decisión implica unas consecuencias, que, a veces, no vemos. Pero creo que siempre que se elige vivir, disfrutar, se acierta, aunque esa elección suponga retrasar un tiempo una meta más elevada que nos hayamos impuesto, porque, efectivamente, somos nosotros mismos los que nos imponemos determinadas obligaciones.
Así que sí, estamos agobiados por el sueldo, pero aún podemos vivir algo, ¿o no?
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