Últimamente vuelvo a tener mis accesos de ira, que intento ocultar, aunque se me acaban notando en la cara. Y no es para menos.
El primero (y peor) me vino hace dos sábados. Acababa de terminar el festival de cine, con el consiguiente resentimiento físico y, por unas cosas y otras, al final acabé de marcha. Pero no estaba solo... (puntos suspensivos en toda su extensión) porque se nos acabó emperchando un conocido de unos del grupo. Y digo emperchando porque los que lo trajeron desaparecieron y tuvimos Pili y yo que aguantarlo. Yo, al poco tiempo de entrar en Ítaca, discoteca en la que me gusta bailar (últimamente no tanto), sólo le pedía a Pili que me dejara bailar, no quería pensar, no quería escuchar otra cosa que no fuera la música repetitiva y cambiante (House). Y en mi cabeza, como a Harry, se oía una voz sosurrante diciendo "matar" (realmente no la oía, simplemente me entraban ganas de extrangular, pero eran, sobre todo, instintivas). Creo que es la primera vez en mi vida que me entra tal grado de repulsión hacia una persona, y eso que precisamente el amigo que lo trajo tiene fama de presentar a los mayores espertentos de Sevilla.
Por que algo que no soporto últimamente es la estupidez humana unida a una falta de humildad total; pues somos seres conscientes y en esta consciencia debería estar incluida nuestras limitaciones y un poco de saber estar. Así que toparse con alguien que no sabe comportarse, incomoda y no se da cuenta de todo esto puede resultar muy perjudicial si estás cansado y sólo quieres tranquilidad con la gente que realmente te apetece estar.
A todo esto puedes unir el compartir vivencias con personas, que parecen no darse cuenta de las normas que se deberían cumplir, para una mejor convivencia. O las que piensan que un ofrecimiento tuyo en un momento determinado le dan la opción de pedirte lo anteriormetne ofrecido como algo natural.
Y, por supuesto, los (pocos, por suerte) casos de atención al público en los que te entran ganas de ponerte al nivel del usuario, para decirle cuatro verdades, de las que parecen no ser conscientes.
De todas formas, siempre podemos bailar al ritmo de Dover con esta maravillosa versión de la Terremoto.
miércoles, 26 de noviembre de 2008
Enajenao (como Harry Potter buscando la cámara secreta)
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3 comentarios:
Obviamente, el video lo veré en casa. Lo primero, la ira contra el primer individuo era totalmente justificada. Yo fui de las que huí porque es que hay gente que carga y ya está. Y si se dan cuenta, pasan, que para eso ellos son estupendísimos.
De lo demás, paciencia, respirar y hablar con calma, otra cosa no te va a llevar a mejor puerto...
Y, en todo caso, yo preferiría mis accesos de ira a los de melancolía que me están entrando... Que no sé si será consuelo...
Lo dicho: ¡¡¡¡¡¡que baje la regla ya!!!!!!!
jajaja jajaja, pues sí.
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