jueves, 7 de febrero de 2008

Los hijos no dan más que disgustos

Al menos eso me dice mi madre. Y en vista de la que estamos liando con la hipoteca, tiene razón, como en otras muchas cosas (esto lo escribo por que sé que ella no lee el blog, que no es bueno darle la razón mucho).
Resulta que ayer, como siempre, abro mi correo electrónico al llegar al trabajo. Son las 8 de la mañana y estoy, como cualquiera, un poquillo 'empanao' a esas horas de la mañana. Me encuentro con un correo, no un spam, de un nombre extranjero, el cual abro y me dedico a leerlo.
El que me escribe es el casero de un chico y director de una fundación de hospedaje en un país europeo. El chico, además de no pagarle el alquiler, ha hecho unas transacciones no muy legales de la cuenta de la fundación a la suya. Por lo que el chaval debía 4.500 eurazos.
Y lo más gracioso: yo, como padre de la criatura, debía hacerme responsable, ya que era menor de edad según la legislación de ese país.
Así que este señor pedía tener una reunión amistosa entre él, la madre de la criatura y yo.

Me encuentro con un hijo y sus deudas. Una reunión con una señora a la que debí conocer en el sentido bíblico, el cual no recuerdo. Y las primeras noticias que tengo de todo esto, en vez de ser el acto bíblico, son disgustos.



Mi miniyo (mi hermano de 22 años) y yo. Lo más parecido a un hipotético hijo que puedo tener.

5 comentarios:

Isabel Sira dijo...

Mira que ya conocía el percal y no he parado de reír, niño... Ay no, que ahora eres padre. Qué bien explicado que te ha quedado. jaja jajaj
Y, bueno, al final ¿pagas o qué? jajajaja

anthonytowers dijo...

El niño está desheredado: mira que estar viviendo en una ciudad europea y no invitarme, con lo que me gusta viajar.

Isabel Sira dijo...

NO había caído yo en eso, vamos, no haberte invitado, para que me lleves...

Suntzu dijo...

¡Menudo culebrón! Me ha hecho mucha gracia que llames a tu hermano miniyo. Yo también soy la miniyo... de mi hermano pequeño, que todavía es más triste.
Un besito.

anthonytowers dijo...

La verdad que un poquillo raro es. Yo, por suerte, he salido má alto que mi hermano pequeño, que ya es algo.