Hay noches que pueden resultar extrañamente divertidas y la del sábado pasado (02/02/08) fue una de ellas.
Yo realmente había salido a tomar un café (té realmente) a casa de Rad; pero al final, entre sacar a la perra, dejar a la perra y volver a salir para tomar una cerveza; resultaba más cómodo empalmar.
Así pues, cenamos fuera y esperé a llegara que Pili (para más información sobre ella, consultar:
http://anthonytowers.blogspot.com/2008/01/writing.html
Tras varias copas en varios sitios, Pili y yo nos fuimos a una discoteca, donde empezamos a bailar en una zona por la que parecía que todo el mundo quería estar y/o pasar.
Esa noche descubría, entre otras cosas, que conozco a mucha gente en Sevilla y que salirse de la norma puede suponer una malinterpretación de las personas que te rodean.
La primera cosa extraña que hicimos fue lo siguiente: al estar, como he dicho antes, en un lugar por el que pasaba mucha gente, en un momento determinado nos encontramos separados por dos filas de personas que iban y venían. Entonces Pili, con sus 1'74 cms de estatura sobre unos taconazos, no se le ocurre nada mejor salvo estirar el brazo totalmente hacia arriba y, doblando la muñeca hasta dejar la mano flácida, grita:
-¡Antonio, que te pierdo!
No miré a nuestro alrededor para ver quién se había dado cuenta o no, pero empecé a reírme mientras me acercaba a ella.
Por supuesto, si ya durante esa noche nos habíamos reído bastante, eso nos hizo descojonarnos.
La segunda cosa extraña tiene que ver con la pasta de mis gafas:
En un momento en el que Pili se acercó para contarme una cosilla, al gesticular metió un dedo entre mi cara y las gafas, y éstas salieron volando. Inmediatamente nos agachamos a buscar las gafas. Yo, a pesar del riesgo de: perderlas o encontrarlas rotas con la consiguiente posibilidad de morir atropellado a la vuelta a casa; me tomé la situación con bastante sentido del humor, pues recordé:
en la tienda donde compré las gafas (no voy a dar el nombre, por no hacer más 'publicidades' en mi blog) tenían una lente junto a un martillo, para que el cliente pudiera probar la dureza de tus futuras gafas. Lo que sí me recalcó la chica que me atendió fue aunque las lentes sí eran irrompibles, la montura no lo era (imagino que algunos clientes quisieron demostrar a sus amigos y familiares las maravillosas gafas que se habían comprado)
Mientras buscábamos las gafas pensaba que si me hubiera puesto lentillas todo esto no hubiera sido tan raro. Estabamos cogiendo todo lo largo y negro que había en el suelo, es decir, las pajitas negras que suelen tener en ese local.
- ¡Qué apuro, qué apuro! -no dejaba de repetir Pili.
(Dos sábados antes había sido "¡Qué vergüenza, qué vergüenza!", por otro motivo que no voy a contar).
Las gafas no aparecían. Ya íbamos a ampliar nuestro campo de búsqueda cuando un chico, que había visto cómo salían las gafas volando, me las entregó con una sonrisa. Sólo pude decirle que la próxima semana saldría con lentillas.
Por supuesto, lo que quedó de noche no dejamos de reírnos y de bailar, lo que conllevó que a Pili le dijeran 2 ó 3 personas que pasaron junto a ella que íbamos muy 'calentitos', refiriéndose a que estabamos drogados, vaya, por el simple hecho de que fuéramos los únicos que estaban realmente bailando en la pista de una discoteca de música house. Si era porque a nuestra forma de bailar unimos que no dejábamos de hablar y reíamos, lo que no entiendo es cómo no nos preguntaron por nuestro supuesto camello.
7 comentarios:
El momentazo gafas me ha encantado jajajaja. El de Pili y su mano, bueno, es que me la imagino, con su mini o shorts y la peña de enmedio en plan desfile militar, jajaja jajaja.
Muy buena noche, sí que sí.
La verdad que fue mejor que esa en la que una admiradora tuya me quería pegar, jajajaja.
Tenías que recordármelo claro, ahora que había olvidado el susto, uff. La próxima vez, no sé cómo voy a ir para que no me pase...
Pues menos sexy, hija mía.
Pero si aquel día iba normal, ¿no? Llevaba una camiseta negra y unos vaqueros, creo...
Jajajaja... Muy bueno el relato de la noche de marcha. ¿de verdad si les pegas un martillazo a tus cristales no se rompen? Yo alucino.
Sunzu, pásate un día por la óptica y pruebalo, es una cosa rarísima.
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