jueves, 22 de noviembre de 2007

Volver

Hoy tengo ganas de hablar de una palabra. A mí me ocurre que tengo palabras que son más que una mera sucesión de sonidos y un concepto abstracto. Las he oído o visto y ese contexto ya se les ha quedado grabado. Puedo oirlas o verlas en otros lugares, pero muchas veces se me transforman, a veces, en significados ya conocidos, aunque éstos sean duales o antagónicos.

Y una de esas palabras es 'Volver'.



Fue hace muchos años, cuando mi vida dio y buscó un cambio. Y empecé a leer poesía. Entonces llegó Cernuda. Recuerdo haber comprado un libro en Valencia y también recuerdo que mi madre me regaló "La Realidad y el Deseo" por un santo. Devoré ese libro, buscando y buscando poemas con los que sentirme identificado en un momento en el que mi vida se estaba empezando a definir, al estar dejando la adolescencia (lo que muchos adolescentes hacen entre los 14 y los 20, yo lo empecé a hacer con los 18... tengo mi ritmo). Recuerdo muchos poemas que me iluminaron (quizás suene fuerte, pero es la palabra que mejor lo define). En particular uno fue el culpable de que 'volver' dejara de ser un mero verbo.

Peregrino
¿Volver? Vuelva el que tenga,
Tras largos años, tras un largo viaje,
Cansancio del camino y la codicia
De su tierra, su casa, sus amigos,
Del amor que al regreso fiel le espere.

Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
Sino seguir libre adelante,
Disponible por siempre, mozo o viejo,
Sin hijo que te busque, como a Ulises,
Sin Ítaca que aguarde y sin Penélope

Sigue, sigue adelante y no regreses,
Fiel hasta el fin del camino y tu vida,
No eches de menos un destino más fácil,
Tus pies sobre la tierra antes no hollada,
Tus ojos frente a lo antes nunca visto.


A pesar de ser tremendo, en aquella época sabía hacia dónde no debía volver, que tenía que dejar cosas atrás y que no debería anhelar "un destino más fácil". Entonces el volver interrogante del principio resulta irónico, pues perfectamente todo el poema te afirma en un categórico NO.

Una vez cogida la palabra, era cuestión de tiempo que llegara otro contexto donde resultara significativa. Y entonces escuché el disco-canción Pedrá, de Extremoduro. Se trata de un disco con una única canción de 30 minutos, que yo escuchaba en mi primer piso de Sevilla, en una cinta de casete (la rae la escribe así). Escribo el fragmento:

Por volver como eres,
por volver como somos,
por la inmensa sonrisa de tus cansados ojos,
por volver donde alguien te quiere sin que vuelvas,
por poner a los mios con un poco más de luz.

(un buen rato con música, pues, aunque seguido, cambia el ritmo y el significado)

Cuando su mirada se ha cruzado con la mía.
saltó sólo una chispa y prendieron tantos fuegos,
que se fué la luz del día,
arrasamos los bosques,
también ví como ardían
los nidos en los postes.

Me voy a recortar en punta las orejas
y me voy a echar al monte a aullar entre la maleza,
volver no dudaría, ahora soy yonqui a mi manera,
ya no quiero tu amnistía, puedo morir donde quiera.


Aunque para mí estos dos volver en la canción sean antagónicos, por desgracia nada expresa mejor el significado real de la palabra volver. A veces he sentido la parte romántica, a veces la más dura y, quizás la mayoría, ambas, dando vueltas en mí cabeza.

Después ha llegado Chavela Vargas (Volver, volver, volver, a tus brazos otra vez...) y otras muchas canciones, frases de películas, de libros... que no quiero enumerar, pero de todos modos yo me quedo con estas dos.

2 comentarios:

Isabel Sira dijo...

El primer poema me ha dejado... Descrita. Me encanta.
Será porque nunca vuelvo, y siempre vuelvo, porque casi nunca paro, pero a veces me quedo.

anthonytowers dijo...

Niña, que hay que leer más poesía. Ya te iré dejando varios poemas.
Todos volvemos y todos nos vamos.